domingo, 6 de julio de 2014

General Jose de la Trinidad Moran y Manzano

General Jose de la Trinidad Moran


   📌  Hijo de Gregorio Morán y María del Rosario Manzano, nació en El Tocuyo, Venezuela, el 26 de Noviembre de 1796. Admitido como aspirante en el 5º Regimiento de La Unión (1812), participó en la campaña sobre Barinas. En junio de 1813 ingresa al ejército venezolano bajo el mando del Libertador Simón Bolívar en compañía de su hermano Juan Jacinto. Su primera intervención militar fue en Guanare, después en la Batalla de Taguanes bajo las órdenes de José Félix Ribas. Acompaña al joven Bolívar en su entrada triunfal a Caracas el 6 de agosto de 1813.

Morán regresa a Valencia y lucha en la batalla de las Trincheras y en Vigirima. Participó también en las batallas de los Horcones, Bárbula, Puerto Cabello, La Victoria y San Mateo, donde sale herido; en estas precarias condiciones se une a la emigración del ejército patriota ante la inminente ofensiva española encabezada por Boves. En retirada hacia Barcelona (julio de 1814), apenas podía caminar, y Bolívar se detuvo para hacer desmontar a un soldado y dar el caballo al joven herido. Incorporado como subteniente al Batallón Girardot, concurrió a la defensa de Aragua de Barcelona (17 de agosto).

Independencia de Colombia


Con Bolívar pasó a Cartagena de Indias y Tunja. Se dirigía hacia el Cauca con otros oficiales, cuando fue hecho prisionero. Empleado primero en oficios viles, luego en las bóvedas de los castillos de Bocachica y barriendo las calles en Cartagena, fue a la postre incorporado a filas como soldado (julio de 1818). Ese mismo año fue fusilado su hermano Juan Jacinto al igual que ocurrió con su padre en 1813 por el ejército realista.

Por su valor fue ascendido a cabo y a sargento, y recomendado para el empleo de subteniente. Obtuvo el comando de una lancha armada y con ella se presentó al campamento patriota. Enviado a Bogotá con el parte de aquella acción, fue recibido por Bolívar, quien dispuso su ascenso a teniente y lo destinó al Regimiento Guías de Apure (marzo de 1820).

Independencia de Ecuador y del Perú

Pasó a Guayaquil (diciembre de 1820), donde se le reconoció como capitán y tomó a su cargo la I Compañía del Escuadrón de Dragones del Sur. Bajo las órdenes del general Antonio José de Sucre, concurrió a la batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822).

Ascendido a teniente coronel graduado (4 de enero de 1823), se incorporó a la división auxiliar enviada al Perú. Llegó a Lima el 1° de mayo de 1823 y el Presidente Riva Agüero lo envió como parlamentario para proponer una suspensión de hostilidades a los realistas; pero al entrevistarse en Tarma con el general José Canterac, éste dispuso que fuese detenido. Se le trasladó a Jauja, y luego a Huancayo y Lima. Retirado el ejército realista a Lurín, se le envió con una carta para Sucre.

Junto a Sucre marchó al sur para secundar la acción de las fuerzas peruanas del general Andrés de Santa Cruz enviadas a Intermedios, la expedición de Sucre ocupó la ciudad de Arequipa donde Morán tomó el mando del Batallón Vencedor, pero frustrada la coordinación con Santa Curz el ejército libertador se embarcó en Quilca al tiempo que los realistas recuperaban la ciudad tras batir a la caballería de Miller. Se presentó con sus hombres ante Bolívar en Huaraz, para emprender la acción contra Riva Agüero y luego pudo colaborar en la organización de la campaña final contra los realistas.

En Huaraz, asumió el comando del Batallón Vargas, con él estuvo presente en la campaña de Junín. Luego en su marcha hacia el sur, se distinguió en la batalla de Colpahuaico (3 de diciembre), protegiendo la retirada de la caballería patriota, y por su acción en la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) mereció su inmediato ascenso a coronel.

Oficial de la Gran Colombia

Fue destinado a la guarnición de Arequipa donde en 1825 contrajo matrimonio con la dama arequipeña Rafaela Zereceda, en 1826 se trasladó a la recién fundada República de Bolívar por invitación del presidente Sucre, donde tomó el mando del Batallón Voltígeros, pero hubo de renunciar porque se le exigió negociar la venta de vales del crédito público, con cuyo rendimiento debía pagar a sus soldados. El batallón Voltígeros acabaría por sublevarse contra Sucre el año siguiente en La Paz.

Residió en Guayaquil algunos meses para lograr su retiro del ejército grancolombiano y evitar que se le mezclara en la prevista guerra contra el Perú, país del que había obtenido la nacionalidad por el artículo 8 de la ley del 12 de enero de 1825. Volvió al Callao, donde se dispuso su destierro a Chile, pero pronto se rectificó esta medida y se le permitió establecerse con su familia en Arequipa.

Al servicio de la república del Perú y la Confederación Perú-Boliviana

Durante algunos años residió en paz en Arequipa volviendo al servicio activo cuando en 1834 los generales Agustin Gamarra y Pedro Pablo Bermúdez se sublevaron contra el presidente provisorio Luis José de Orbegoso. La ciudad de Arequipa, bajo el liderazgo del general Domingo Nieto y el clérigo Juan Gualberto Valdivia, se pronunció en defensa del orden constitucional, aceptando Morán el comando del Regimiento Libres formado por la ciudadanía arequipeña (18 de enero de 1834). Las fuerzas revolucionarias al mando del coronel Miguel de San Román provenientes de Cusco y Puno arribaron a las inmediaciones de la ciudad en abril de 1834.

El primer combate tuvo lugar en Miraflores (2 de abril) siendo el encuentro favorable a los arequipeños sin embargo el combate de Cangallo (5 de abril) les fue adverso por lo que el ejército de Nieto hubo de abandonar la ciudad y embarcarse en Islay con dirección a Arica. Hecha la paz por efecto del Abrazo de Maquinhuayo, el comandante Morán retornó a Arequipa.

Cuando se produjo la revolución del general Felipe Santiago Salaverry a quien secundó Gamarra, Morán se mantuvo leal a Orbegoso, quien había solicitado la ayuda de Andrés de Santa Cruz, en ese entonces presidente de Bolivia, para pacificar el Perú. Ascendido a general comandó la división peruana en la batalla de Yanacocha donde Gamarra fue derrotado. Dio posteriormente su apoyo a la Confederación Peru-Boliviana (1836) creada por Santa Cruz tras derrotar a Salaverry.

Durante la Guerra con Chile, la Confederación Argentina y los restauradores peruanos, el general Morán dirigió una audaz expedición sobre costas chilenas en la cual capturó las islas Juan Fernández, hostilizó diversos puertos y capturó dos mercantes. A su regreesó a Lima en diciembre de 1837 fue homenajeado por el protector Santa Cruz. Desconocido el Tratado de Paucarpata por el gobierno chileno y reiniciadas las hostilidades, el general Morán hizo la campaña de Yungay, donde combatió con distinción en el puente sobre el río Buin y finalmente en la batalla de Yungay en la que los restauradores chileno-peruanos obtuvieron una victoria decisiva y que significó la caída de la Confederación.

El nuevo gobierno peruano presidido por Agustín Gamarra (1839) dio de baja y borró del escalafón militar a los oficiales que sirvieron a Santa Cruz y el proyecto confederal, entre ellos figuraba Morán quien entonces regresó a Arequipa donde se encontraban su esposa e hijos.

En 1854 se produce la sublevación de Castilla contra Echenique, Morán en comunicaciones con Domingo Elías, caudillo civil de la revolución, habíase dirigido a Lima para unírsele pero cuando se encontraba en dicha ciudad el presidente Echenique lo ganó a su causa ofreciéndole hacer reconocer por el congreso sus grados de General de División y Brigada.

Al mando de una división gubernamental el general Trinidad Morán marchó a Arica y de ahí a Moquegua via Tacna, donde derrotó completamente a las tropas de Elías quien se refugió en Arequipa, ciudad que se había pronunciado por la revolución.

Acompañado por el general Vivanco intentó sin éxito tomar por asalto Arequipa, Vivanco fue herido y su tropa dispersada mientras que Morán, comprendiendo lo imposible de la victoria, y tras combatir quince horas se entregó prisionero con sus hombres al prefecto Francisco Llosa. Poco después fue visitado por Domingo Elías y seguidamente por un escribano y un confesor. Tras realizar su testamento y confesarse fue fusilado en la plaza de armas de la ciudad.

Según testimonio del propio Elías, fue la presión del pueblo arequipeño la que le obligó a fusilar a Morán, sin embargo esto fue desmentido categoricamente por el suego de Morán, el doctor Buenaventura Zereceda, quien nueve días antes del combate había llevado a Elías una carta de Morán en la que este le proponía evitar la efusión de sangre, a lo que Elías cotesto en voz alta ante todos los presentes: "Digale usted a Morán que se rinda porque de otro modo no se le dará cuartel si cae prisionero y será fusilado o ahorcado cinco minutos después de que se le tome". Refiere también el cronista arequipeño Juan Gualberto Valdivia, quien fuera amigo personal de Morán, que varios vecinos notables de la ciudad se dirigieron a suplicar a Elías que se abstuviera de fusilar a Morán a lo que este siempre respondió negativamente.

Tras su ejecución el 3 de diciembre, curiosamente aniversario de la batalla de Corpahuaico en la que Morán se distinguió, fue enterrado en el cementerio de Yanahuara, de donde paso después a la iglesia de Cayma hasta que a mediados del siglo XX sus restos fueron repatriados a Venezuela en una solemne ceremonia cívico-militar.

La Marcha Morán

Refiere la tradición arequipeña que mientras Trinidad Morán era conducido al patíbulo por sus captores y acompañado por el pueblo empezó a sonar una marcha funebre. Esta pieza bautizada como marcha Morán ha sido desde entonces la melodía oficial que acompaña a los restos mortales de militares caídos y personajes celebres en su trayecto al sepulcro; siendo hasta hoy una de las marchas más antiguas y populares del ejército peruano.

Sobre esta marcha el ilustre historiador Jorge Basadre dijo: Encarna ella el homenaje tardío, el inútil respeto póstumo, la postergación del bueno y del apto, la tristeza de esta república atolondrada.

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